domingo, 23 de octubre de 2016

Un día otoñal en el Puertito de Güímar

Apenas se vislumbra el horizonte; agua y cielo se confunden.
Las bonanzas de octubre ya llegaron e invitan a los pescadores a echar sus lanchas y aventurarse a ver si hoy, la pesca es buena.
En este día gris de otoño, a ratos con lluvia, los rayos de sol se cuelan entre las nubes formando destellos brillantes en el agua. ¡Cuánta belleza tenemos a nuestro alrededor!


viernes, 14 de octubre de 2016

viernes, 7 de octubre de 2016

El Garoé. El Hierro

En este lugar, en la oquedad que podemos ver en la fotografía, estaba el Garoé o Árbol Santo de los herreños, el cual fue derribado por un huracán en el año 1610. En 1957 se plantó otro til para perpetuar su memoria.

 Alonso de Ercilla (Madrid 1533-1594), ya mencionaba a este árbol en su obra "La Araucana"

Mira por el Océano bajando
entre el húmido Noto y el Poniente
las islas de Canaria, reparando
en aquella del Hierro especialmente,
que falta de agua, la natura obrando,
las aves, animales y la gente
beben la que de un árbol de destila
en una bien labrada y ancha pila.

También Antonio de Viana (La Laguna-Tenerife 1578-1650) lo menciona en "Antigüedades de las Islas Canarias"

Así mismo confirma esta sentencia
Capraria, o Hero, que ahora llaman Hierro,
que el nombre de Capraria significa
en su lengua, grandeza y Hero fuente,
de que le dieron título a la Isla 
por la gran maravilla de aquel árbol.
que mana el agua que les da sustento. 

 
En la "Historia Natural Máxima Peregrina"de Juan Eusebio Nieremberg (Madrid 1595-1658) dice:

Célebre entre los antiguos, y aún los modernos, aquel árbol de las Canarias, que está en la isla que ahora se dice del Hierro, al que dicen tenían las nubes tanto cariño que todas las mañanas aparecía encima de él una nube, que, herida con los rayos del Sol, todo se resolvía y asentaba encima de él, cayendo de sus hojas tanta agua que bastaba para dar bebida a toda la isla, que carecía de otra fuente o pozo...
Hay de ordinario en esta Isla nieblas espesas como nubes, que entrando el sol se deshacen. Los árboles de las montañas, con la humedad de las brumas y mareas, están vellosos y destilan de sus hojas agua, más o menos conforme les cogen las nieblas. Pues este árbol del que vamos hablando, estaba en el risco más alto, y era más copado y grande que los demás, y así era poseído más continuamente de las nieblas y destilaba más agua, y tanta que, a veces, corría a hilos. Los naturales, como la tierra es tan seca y el agua tan estimada, hicieron al pie del risco un estanque adonde caía el agua que el árbol destilaba, y la guardaban, y repartían en tiempo de necesidad.

Albercas hechas alrededor del árbol para recoger el agua.