Esto es una frase hecha, repetida una y otra vez, pero es cierta."Tenerife es un continente en miniatura".
Ayer hicimos una pequeña excursión por la Cumbre, concretamente por la zona de Igueque y Montaña de La Negrita.
Igueque está en plena cordillera dorsal, es decir, una alta barrera montañosa que atraviesa de este a oeste Tenerife.
Como nos encontramos a una altitud de unos 2.230 metros, es como si estuviéramos en un gran mirador. Toda la parte alta está despejada, y podemos observar El Teide y parte de la cumbre de Tenerife que ahora está espectacular. Destacando desde aquí el amarillo de la hierba pajonera que contrasta con el negro de la lava y el blanco de las primeras retamas.
Al lado norte, ahora a nuestros pies, tenemos el Valle de La Orotava, totalmente cubierto de nubes, es el alisio que viene cargado de humedad y que forma el mar de nubes o mar de los herreños como decimos aquí. Así que posiblemente, hoy en todo el día no hayan visto el sol.
Por los lados más bajos de la cordillera dorsal se están colando hacia el sureste, las nubes más altas. Da la impresión de un gran recipiente que poco a poco se va llenando y su contenido tiene que buscar salida por algún lugar. Esas nubes provocan "la lluvia horizontal" que no es otra más que el agua producida al condensarse el vapor de agua que traen las nubes al chocar con la vegetación de la zona.
Las nubes se derraman como una gigantesca cascada por el lado sureste, o sea por el Valle de Guímar, donde ya lo que dejan es viento.
Antes, cuando la gente vivía más de la agricultura, siempre miraban hacia la ladera de Chafa, pues es por allí, por donde primero asoman las nubes del "Norte"que a veces traen un viento tan fuerte y cálido que estropea las cosechas.
Por lo tanto, tenemos el lado norte totalmente nublado y lloviendo, la cumbre despejada y el lado sureste con viento y apenas algunas nubes.
Eso hace que el norte de la isla sea muy verde y el sur bastante seco.
Caminamos por negros campos de lava, en esta ocasión es lapilli o picón, aunque también vemos algunas piedras de mayor tamaño (bombas volcánicas).
Unos carteles nos llaman la atención. Nos avisan que hay colmenas. Pero es ya tarde y hace viento y creo que las abejas han pensado que donde mejor están es en su casa.
Muchas de estas colmenas son de gente de Arafo que en esta época de floración las suben a la cumbre, despues de haberlas tenido durante el invierno en las zonas más bajas.
Un pequeño sendero nos anima a seguirlo y eso hacemos... nos lleva a una pequeña choza hecha con piedras del lugar y sin puerta, es un refugio para los colmeneros, lo dice una inscripción y su fecha de construcción data de 1794. Nos imaginamos a esa gente subiendo en mulas u otro animal de carga, llevando las colmenas. Seguramente tendrían que pasar la noche aquí.
Retomamos de nuevo el sendero principal, que nos llevará un poco más adelante a la contemplación de un paisaje impresionante "La Caldera de Pedro Gil" con el volcán de las Arenas al fondo. Rodeado por la lava que expulsó en 1705. Detrás del volcán se encuentra un extenso pinar que sube hasta la dorsal.
Pero sobre todo, se ve una imagen totalmente diferente del Pico del Valle.
Sí, sí... mereció la pena el pateo.