miércoles, 5 de octubre de 2011

Sendero circular: Chamorga-Casas de Tafada-Roque Bermejo- Chamorga

Después de atravesar los 11 km de la estrecha carretera que nos conduce a Chamorga. Empezamos a caminar. Son casi las dos de la tarde, hora más bien de acabar un sendero y no de empezarlo. Pero, en realidad casi lo hicimos sin pensar, depués de haber visitado el mercadillo del agricultor de Güímar que celebraba su séptimo aniversario.





El sendero que nos llevará en un principio a las Casas de Tafada comienza muy cerca del bar "Casa Álvaro", unas señales nos lo indican. El camino está en buen estado, muchos tramos están hechos con escalones de piedra y una baranda de troncos. Aunque el día está un poco nublado e incluso a veces cae una ligera llovizna el calor es insoportable. Es verdad también que son las dos de la tarde, " al peso del mediodía" como dicen por aquí. No es la hora más adecuada para caminar.





Tras más o menos media hora llegamos a Las Casas de Tafada, que desaparecerán si no se remedia en poco tiempo, ya sólo tienen los muros en pie.



Desde aquí hay una vista espectacular, estamos en una de las tantas crestas del macizo de Anaga y claro, desde lo alto siempre se ve un buen panorama de los alrededores.



Observamos además del paisaje el ir y venir de los lagartos y hasta alguna lisa que salen de su agujero para comerse unos trozos de pan que algún caminante dejó por aquí.



El camino continúa justo, por delante de las casas. Ahora en contínuo descenso. Ya podemos ver también los Roques de Anaga. El de Tierra o de Dentro y el de Fuera y alguna que otra lancha que aprovechando la bonanza del mar han salido a navegar.









Por esta zona la vegetación al no haber llovido todavía, está bastante seca sólo algunos bejeques dan una pincelada verde al paisaje.



En una de las vueltas del camino, manando del risco, una pequeña fuente con algún junco alrededor y como no, alguna abeja que busca como nosotros el frescor que le ofrece el agua. Cerca de aquí hacemos otra paradita para comernos los bocadillos y algo de fruta.



A partir de aquí el camino se hace más difícil de andar ya que la pendiente se agudiza y el terreno es de picón por lo que tenemos que ir con más cuidado para no darnos un resbalón. Eso sí la lanza nos presta una buena ayuda.





Estamos ya cerca del faro. Este es el faro de Punta de Anaga, construido en 1863. Y esta es también la parte más oriental de la isla de Tenerife.









Desde allí por un camino empedrado hecho para la construcción del mísmo llegamos al fondo del barranco.



Recorremos los 600 metros que nos separan de la Playa de Roque Bermejo.



Pasamos junto a la ermita y de nuevo observamos en el mal estado que se encuentra.







Dentro de ella multitud de estampas, figuras de santos y vírgenes, flores secas y de plástico y mucha suciedad. En ella hay también un cuadro al óleo antiguo, en él vemos como unas lanchas se acercan a la costa en medio de una gran marejada. Más lejos entre las olas se ven asomar, los mástiles de dos barcos.







Roque Bermejo tiene dos calas de arena negra buenísimas, separadas por un saliente de roca.



En la de la derecha hay varias casas y una venta-bar donde compramos unos refrescos.





En la otra cala hay un muelle que se hizo para traer hasta aquí los materiales que se necsitaban para la construcción del faro. En esta playita se encuentra un Roque de color rojizo, que es el que le da nombre a este lugar.





Después toca ya ir subiendo, nos quedan unos 4 kilómetros por el barranco de Chamorga hasta llegar al caserío del mismo nombre.
Aún hay algunas fincas atendidas, no sé como sacan de allí las cosechas si por mar o las suben barranco arriba.
Pasamos junto a las llamadas Casas Blancas, que para no variar también están abandonadas.






Algunas cabras pastan en los riscos más escarpados.



Y aunque por este barranco suele discurrir algo de agua durante gran parte del año, ahora está seco. Sólo quedan algunas charcos de agua que aprovechando las oquedades de la "piedra viva" del fondo del barranco se conservan todo el año.



En nuestro camino antes de llegar a Chamorga nos encontramos a dos cazadores con unos 15 perros. Un poco más y llegamos.



Ahora sí, pasamos por "Casa Álvaro" donde nos bebemos unas ricas cervezas y hablamos un rato con otros senderistas que están haciendo lo mismo que nosotros. ¡Descansar!

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