Vemos al fondo asomando por encima de los tejados una vieja Palmera Canaria y una Araucaria. En primer plano podemos observar un Magnolio (Magnolia Grandiflora). Ahora en primavera está en floración y es imposible pasar a su lado y no prestarle atención ya que sus vistosas flores blancas de intenso aroma atraen nuestra vista y nuestro olfato. También son una auténtica golosina para las numerosas abejas que revolotean a su alrededor.
En este enorme patio de la Casa de la Baranda o del Vino podemos seguir viendo cosas interesantes como por ejemplo un antiguo lagar de madera, con una gran viga. Todo su entorno está ambientado con objetos relacionados con el vino y las bodegas.
A un lado del lagar hay una mesa con cuatro sillas vitorieras tan tradicionales antes en los guachinches y en las viviendas, sobre todo del norte de Tenerife.
¡Esta casa está llena de sorpresas!