lunes, 19 de noviembre de 2012

Sendero: de Fasnia al Lomo de Mena por el Camino Real

La caminata la empezamos en la cima de la montaña de Fasnia y queremos llegar por el Camino Real hasta el Lomo de Mena.

Todavía está oscuro cuando llegamos a lo alto de la montaña pero estando aquí no podemos perdernos el amanecer. Para nosostros caminar no es hacer una marcha contrarreloj sino ir disfrutando de todo lo que se nos ofrece a nuestro alrededor. Así que esperamos a que salga el sol y vaya transformando y llenando de color todo el paisaje.
El día esta despejado aunque corre una ligera brisa que nos hace sentir un poco de frío que seguro se nos quitará cuando empecemos a caminar.





En lo alto de la Montaña de Fasnia se encuentra una pequeña ermita que dicen se construyó con las piedras que iban subiendo los peregrinos que visitaban a la Virgen de Los Dolores a la que está dedicada. Pero según cuentan los estudiosos,  nuestros antepasados guanches ya consideraban a esta montaña, sagrada. Seguramente era así ya que como en casi todas partes los lugares de culto antiguos fueron cristianizados más tarde.






Bajamos la montaña por la pista que nos lleva a la carretera para caminar un corto tramo por ella hasta llegar casi a la altura del cementerio donde tomamos el Camino Real, que es el camino primitivo que unía estos pueblos de las medianías del sur de la isla.




Allí un cartel informativo nos dice que hasta El Escobonal hay unos 5 km, así que calculamos que andaremos unos 8 km aprox. hasta el Lomo de Mena. El andar por este camino y no por la carretera general tiene sus ventajas pero también algún que otro incoveniente, por ejemplo no tiene tantas curvas y la distancia se hace más corta pero por otro lado no tiene los puentes que tiene la carretera  para salvar los desniveles de los barrancos por lo que tenemos que bajar y subir las laderas de los numerosos barrancos que atraviesan estos lugares.

Este primer cartel nos hace también un breve resumen de esta comarca, nos dice que disfrutaremos de un paisaje de color blanquesino originado por la ceniza volcánica que cayó en forma de lluvia en épocas pasadas. Y como la gente de estos lugares se adaptaron a este territorio extremadamente árido. Nombra tambien la existencia de algunos lugares sagrados así como al enorme tajo del Barranco de Herques.

El camino por aquí está asfaltado y observamos a lo lejos  la iglesia de San Joaquín.



El  núcleo principal del pueblo está  más arriba a los lados de la carretera General del Sur. En  los tiempos en que se transitaba por este camino apenas habrían algunas casas dispersas como el caserío que nos encontramos después de dejar atrás el campo de fútbol de la localidad. Es el caserío del Camino Real, una antigua casa que han estado restaurando últimamemte y que todavía se encuentra en obras. Aún así nos acercamos a ella y pudimos sacar algunas fotos del exterior. Cuando esté completamente acabada será una maravilla.




Continuamos por el camino entre huertas abancaladas o como se dice por aquí, canteros, todos de zahorra (también se denomina tosca o jable). Este es el resultado de "picar" el terreno formado por roca pumítica y levantar paredes para salvar los desniveles del terreno y evitar que la tierra se pierda pendiente abajo.

Las gentes de estos lugares, también han buscado o retenido el agua excavando estanques, haciendo presas en los barrancos o barranquillos para no dejar escapar ni una sola gota de agua.



En un panel situado a lado de una pequeña presa leemos lo siguiente.  " En un territorio hostil por su aridez, creer que se podía conseguir el agua para el desarrollo humano, bastó para implantar uno de los  más complejos sistemas de infraestructuras hidráulicas que existen en las islas.

Se encuentra usted ante un sistema de almacenamiento de agua que se construyó aprovechando el lecho de un barranquillo y el material del suelo: la roca pumítica, una ceniza volcánica facilmente trabajable. Una vez impermeabilizado el fondo, se garantizó el suministro para los cultivos. Este es un ejemplo de las miles de infraestructuras que llenan esta comarca tratando de extraer, conducir  y almacenar el preciado líquido.

En Fasnia desde que se extrajo agua de la Galería de Archifira en los años 30 del pasado siglo, y se canalizó a través del Canal del Sur, la revolución llegó en forma de agua garantizada para las decisiones  socioeconómicas que afectaban a muchas zonas sureñas.

Atarjeas, estanques, tanques, aljibes, repartidores, tanquillas, canales, acueductos, galerías, fuentes.... construidos y excavados en la roca, de forma precisa y como una gran madeja a  todo lo largo y ancho de una comarca sedienta y árida. El logro conseguido es un patrimonio digno de reconocimiento que, de perdurar en el tiempo, nos recordará la importancia y escasez de un recurso básico".





Seguimos nuestra marcha por este Camino Real que además está siendo muy instructiva.

Otro panel nos dice:

"Una dura supervivencia que se labró entre la mar y la cumbre.

Fasnia representa un insólito caso de los recursos naturales desde la costa hasta la cumbre. Cada ecosistema se aprovechó al máximo, garantizando la supervivencia.

Una comunidad humana logró adaptarse y sobrevivir en un territorio que estaba al borde de un desierto. ¿Cómo se hizo? hasta los años 30 del siglo XX no se conoció el agua abundante, procedente de la perforación de galerías; sólo se contaba con los manantiales naturales y el almacenamiento en aljibes (depósitos que recogen el agua de la lluvia).

Esta comunidad supo sacarle partido a cada ecosistema  desde la costa hasta la cumbre y explotando los recursos en función de la estación del año. Así se desarrolló una lección de un pueblo que hizo el tremendo esfuerzo, generación tras generación, de adaptarse a un territorio hostil y sacarle todo el provecho con el fin de su supervivencia. Ese ejemplo humano no debe ser olvidado debido a la cantidad de conocimiento que lleva implícito.

Desde aquí vemos ya la gran hendidura del barranco de Herques y las primeras casas de la vecina localidad de El Escobonal.

Caminando  sobre tramos empedrados a veces y otras sobre la tosca. Llegamos a la misma vera del barranco. Desde aquí la vista es impresionante, nos detenemos a disfrutar de ella y a leer un nuevo panel.


Este nos habla de la procedencia del nombre del barranco que seguramente derivaría de "eres".  Un ere es una poceta excavada en los cauces de los barrancos y recubierta de arena donde se acumulaba el agua. En momentos de sequía se "hacía el ere", es decir se escarbaban esos materiales finos y el agua rezumaba y se dejaba aclarar. Una vez utilizada se volvía a tapar.



La existencia de varios refugios pastoriles entre sus inmensos paredones, nos hablan del trasiego de grandes rebaños de cabras. También se suma la existencia de rastros de lugares sagrados donde presentaban las rogativas a sus dioses y espíritus, son las cazoletas y los canales. Lugares excavados en la roca en los que al derramar un líquido como leche de cabra se interpretaban los dibujos que hacía este fluído moviéndose a través de esa excavación en el terreno.

Esto demuestra la importancia que daban los guanches a este santuario natural. Lo resumen las crónicas del naturalista canario José de Viera y Clavijo. En el año 1770 se hizo el descubrimiento de una impresionante cueva con numerosas momias y que hoy en día se ha perdido la localización de la misma, posiblemente se halla enterrada  tras un desprendimiento .

A pesar de que hace nucho tiempo que no llueve  unos aguaceros que hubo hace unas semanas han hecho que la vegetación azotada por el calor vuelva a recobrar los tonos verdes y una fina capa de hierba lo esté cubriendo todo.

Bajamos  por el camino empedrado de la ladera sur del barranco y vemos que en el fondo hay un grupo de personas. Es una excursión que ha organizado el Ayuntamiento de Fasnia. Unos esperan a otros que han entrado en una cueva. Cuando estos salen nos animan a entrar y nos prestan una linterna. La entrada es muy baja y entramos arrastrándonos. Después la cavidad cobra altura. El habitáculo no es muy grande ya que algunos desprendimientos han cerrado el paso.




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Proseguimos la ruta subiendo ahora por la ladera opuesta del barranco.




Y, seguimos caminando entre huertas abancaladas.

En un nuevo panel leemos:

Bancales fecundos creados en un "país" baldío

Los agricultores de Agache se adaptaron a un terreno difícil y desértico. Idearon un sistema agrícola único provistos de grandes ventajas, en un territorio que fue cubierto por una lluvia de cenizas ardientes.

Fíjese como los bancales de cultivo están cubiertos de fragmentos de piedras blanquecinas, conocidas en la comarca como jable. Son varias sus ventajas por su porosidad, retiene cualquier rastro de humedad; defiende el suelo fértil de la erosión; su color blanco refleja los rayos solares; libera lentamente los nutrientes que necesita la planta; ofrece facilidades a la hora del trabajo del agricultor: además es un recurso natural disponible en esta comarca.

La puesta en marcha de este sistema revolucionario de cultivo en un lugar casi desértico, difícil para la agricultura, empezó hace cientos de miles de años. Las grandes erupciones acaecidas en las cumbres de la isla arrojaron a la comarca una gran lluvia de pequeños fragmentos de roca. Las pumitas quedaron en el terreno como mudos testigos de esa antigua y convulsa época. Pasaron a convertirse en un recuraso cuando los sabios de la tierra lo probaron y les funcionó.



Después de un par de km nos encontramos con la antigua ermita de San José en El Escobonal. Hace algún tiempo remodelaron sus alrededores convirtiendo el lugar en un sitio muy especial para hacer actividades culturales al aire libre.



Muy cerca, se halla la Montaña de Béñamo, su nombre se orienta directamente a la cultura guanche, llegada a estas tierras hace unos 25 siglos.

El Beñesmén era un momento anual en el que se reunía todo el "reino". Aparte de tomar grandes decisiones para el pueblo, se hacía un encuentro simbólico-cultural, a través de una fiesta llena de juegos y luchas, comidas comunales, rogativas, etc.

Parece que en su cima existió un "tagoro", círculo con piedras a modo de asientos, donde los guanches desarrollaban sus asambleas.

Pasó el tiempo y, transcurriendo el año 1927, un temporal cayó sobre la Comarca de Agache, arrasando la Ermita de San José, erigida casi dos siglos antes, dejándola como está hoy, en ruinas. Como cualquier otro lugar sagrado, este se convirtió en el sitio donde la gente de estos pagos venían a profesar su fe, a través de plegarias y reflexiones.

Ambos lugares están conectados simbólicamente. La probable construcción de la ermita cristiana en un lugar importante para el pueblo aborigen, se puede deber al solapamiento que se generó entre ambas culturas. Según la tradición popular la montaña se hallaba poblada de pinos que fueron talados para construir la primitiva ermita, entre los años 1745 y 1754.


 Por aquí ya hay algunas casas con huertas muy bien cuidadas a su alrededor, Algunas de estas casas son casas-cueva. Observamos como la tosca de sus techos está preparada para que el agua de la lluvia se encamine hacia el aljibe. Estas cuevas suelen tener también algunas chimeneas para ventilar su interior.









Entre casas-cueva, antiguas casas hechas con bloques de piedra y rodeados por  los canteros de jable,  llegamos al Lomo de Mena una localidad perteneciente también al municipio de Güímar. Allí se puede ver el Acueducto,  o sea, un canal que para salvar el desnivel lo hicieron sobre unas altas columnas.



Aquí damos por finalizada esta caminata que como se puede observar tiene muchísimas cosas interesantes que ver, entre ellas esta vista panorámica de la costa.