domingo, 31 de julio de 2016

Mareas. Toti Martínez de Lezea




















Este libro de la escritora, Toti Martínez de Lezea, es un compendio de pequeñas historias de ficción, treinta y cinco en total, protagonizadas todas ellas por mujeres vascas. La primera se sitúa cronológicamente antes de Cristo y van transcurriendo las demás a lo largo de los siglos de nuestra era, desarrollándose la última en pleno siglo XX (1969)
Aquí dejo algunos fragmentos de una, que me gustó especialmente, porque por desgracia siempre está de actualidad, se desarrolla en el Bilbao del siglo XlX  y es el diario de una niña de trece años durante la Tercera Guerra Carlista.

Un pequeño resumen de la situación:
Como hay guerra no hay escuela. Para no aburrirse empieza un diario. Van a la tienda a comprar alimentos, en cantidad, no saben cuanto durará la guerra. Oyen cañonazos y bombas una de ellas destroza el piso de arriba de su casa, por suerte no hay víctimas ni heridos. 

7 de abril
Le he preguntado a padre por qué hay guerra. Me ha dicho que son cosas de los mayores y que no lo entendería, pero yo escucho sus conversaciones. Hay dos bandos: los carlistas y los liberales. Los carlistas quieren a un rey y los liberales más bien no quieren a ninguno. Y luego estamos todos los demás, o sea nosotros, los que no somos carlistas ni liberales porque padre tiene un comercio de tejidos en la calle Jardines y

8 de abril
Ayer dejé de escribir porque tocaron las campanas. Tocan cuando empiezan los bombardeos. Antes sonaban para dar las horas y llamar a misa y al rosario. Ahora sólo cuando van a caer las bombas, para no confundirnos. Cayó una aquí cerca y todos nos llevamos un buen susto. Yo ya me había metido debajo de un colchón. Lo hago siempre cuasndo oigo las campanas y los guardias gritan:"¡Bomba!". Despues se oye un silbido como, no sé, un cohete como el de las fiestas antes de explotar, y luego un choque muy fuerte. A veces no aciertan, pero otras destruyen los tejados, los muros de una casa o la casa entera. También provocan fuegos porque las casas tienen mucha madera. Todos los vecinos corren con cubos de agua para ayudar a los bomberos y los carlistas les disparan balas. El otro día una bomba mató a un señor de la calle Correo. Era amigo de mi tío y ahora su mujer y su hija que se llama Elisa están con nosotros. No pueden vivir en su casa que quedó completamente destruida. La madre de Elisa no hace más que llorar. Dice que ojalá se mueran todos los carlistas. Es muy triste. No me gusta mi maestra, pero ahora echo en falta la escuela. Y salir a jugar a la calle con mis amigos.

11 de abril
Esta mañana hemos estado más de dos horas haciendo cola delante del horno del pan que nos ha tocado. No para de llover y hemos vuelto mojados de arriba abajo. Tenemos unos vales y sólo dan media libra de pan por persona. No me gusta este pan. Lo hacen con harina y habas molidas y es de color casi negro. Sabe mal y se pone duro enseguida. También comemos carne de caballo porque no hay de vaca.. Al principio me daba repelús pero ya me he acostumbrado. Madre dice que los vendedores son unos ladrones, que ahora cobran doce reales la libra cuando hace unos días valía doce cuartos. Se aprovechan porque los carlistas no dejan que entren alimentos en Bilbao....

15 de abril
A mi hermano Josemari lo han herido en una pierna. Lo han traído cuatro auxiliares en una camilla. Madre y la abuela a poco se desmayan del susto....

16 de abril
Hoy he probado gato por primera vez en mi vida. Creo que sabía a conejo. Yo no quería pero madre ha dicho que tenía que comerlo porque ya casi no queda carne de caballo y la que hay está racionada.. Olía rico y mi tripa hacía ruidos porque tenía mucha hambre...

19 de abril
Se ha acabado la harina de maíz y ya no hay pan. Hoy hemos comido guisado de gato. Madre es la mejor cocinera del mundo y la salsa estaba muy rica, pero no había pan para mojar, así que yo me la he comido con la cuchara como si fuera sopa. Luis José dice que los gatos se están acabando y que luego habrá que comer ratas de agua. ¡Qué asco! No pienso comer ratas aunque me muera de hambre......

jueves, 14 de julio de 2016

ESTE VIERNES EN ARAFO

El Humedal de las Charcas de Erjos

Las Charcas de Erjos son un auténtico humedal formado artificialmente al llenarse de agua los hoyos que se hicieron en la década de los 70 del pasado siglo, para extraer tierra que se llevó a Guía de Isora, para la construcción de fincas de platanera. Al ser el terreno impermeable el agua de lluvia se queda estancada  aunque a veces se llegan a secar si a lo largo del año hay pocas precipitaciones.
Llegamos aquí tras recorrer unos 20 km del sendero circular que sale de Erjos que atraviesa el Monte del Agua, llega a Las Portelas sube hasta la Cumbre de Bolico, bordea la montaña de la Cruz de Gala, baja hasta las Charcas y finaliza donde empezamos, en Erjos.
Aunque estamos en verano el tiempo por aquí está fresco; el verdor que nos rodea y las charcas con bastante agua demuestran que este año ha llovido bastante.
Esta zona está bajo la influencia de los vientos alisios que llegan cargados de humedad y hoy no fue una excepción. Aunque las nubes tan luego se iban como venían.

Desde aquí se ve también el omnipresente Teide y el Pico Viejo asomando detrás de las montañas que rodean este lugar.

Las charcas  presentaban un color azul brillante precioso.

También pudimos ver algunas asustadizas aves acuáticas como patos y fochas comunes aunque hay muchas más que a lo largo de  sus migraciones se han quedado aquí al darse las condiciones idóneas para vivir.
Algunas fotos más de este lugar tan bonito...

Parte del entorno ha quedado con formas espectaculares que la erosión seguirá modelando, como este monolito, cuya cima se desmoronó hace unos años.

En fin, un lugar diferente que visitar en Tenerife.

viernes, 8 de julio de 2016

Un paseo por el Monte del Agua. Teno

Estamos en el Monte del Agua. Vamos a dar un paseo por una antigua pista forestal que hoy es solo transitada por caminantes puesto que está cerrada al tráfico.
El Monte del Agua es un monte de laurisilva. Hace unos 65 millones de años estos bosques ocupaban amplias regiones del planeta. A lo largo de este tiempo, se fueron produciendo múltiples episodios tanto geológicos como climáticos que provocaron la extinción de muchas especies. La laurisilva se fue adaptando a los cambios aunque, eso si, reduciendo su habitat.
Estos bosques se extienden hoy por Azores, Madeira, Canarias y Cabo Verde. Como curiosidad decir, que algunos fósiles encontrados en Europa pertenecen a las mismas especies que viven hoy en el Monte del Agua.

Una variada multitud de plantas conviven en perfecta armonía, desde los más elementales líquenes hasta los viejos y retorcidos árboles.

Esta vez la niebla, formada por la humedad traída por los vientos alisios, hace el paisaje aún más mágico y misterioso.

Dentro de este bosque se forma un microclima caracterizado por tener mucha humedad y una temperatura suave y estable. Este monte siempre verde  está formado mayoritariamente por árboles de la familia de los laureles ( tilo, barbusano, laurel, acebiño, viñátigo...) de ahí su nombre.

Si nos paramos y agudizamos los sentidos podemos escuchar el silencio que a veces es interrumpido   por el aleteo o el canto de algunas aves que viven en este paraíso, como la paloma rabiche o la turqué, los camineros, los herrerillos, los canarios, etc.
También podemos notar la ligera brisa que hace bailar las hojas de los árboles y nos refresca en la caminata.
La tierra siempre húmeda y la descomposición de las miles de hojas que año tras año van cayendo de los árboles, hacen un suelo fértil, lleno de vida.
Intentamos respirar despacio, conscientemente, inhalando todo ese aire y llevándolo hasta la última célula de nuestro cuerpo...
Nuestros antepasados los guanches, que no practicaban la agricultura, o también en épocas de escasez más cercanas a nosotros, muchos, se alimentaban de los frutos que recogían en estos montes como el del mocán o el del madroño.

A veces, emociona tanta belleza y no puedes expresarla con palabras.

Los bordes del camino están llenos de flores y helechos y muchas de estas plantas son endémicas.
En las fotos podemos ver el hipérico y la cresta de gallo.

Las piedras redondeadas por la erosión y los troncos de los árboles son colonizados por musgos y líquenes.

Mientras que el suelo lo cubren miles de hojas y también en esta época algunas florecillas...

El monte no tiene un orden aparente pero en algunos casos parece un auténtico jardín diseñado por expertos.

¡Cuánta variedad de paisajes tenemos en nuestra isla!