domingo, 4 de diciembre de 2016

Un Medio Sendero por el Valle del Palmar

Bueno, como dice el título, medio sendero porque no lo pudimos concluir. No íbamos preparados para la lluvia y tuvimos que regresar sobre nuestros pasos, sin andar siquiera, la mitad del sendero que habíamos previsto.
En la localidad del Palmar perteneciente a Buenavista del Norte, iniciamos nuestra caminata. Queríamos subir a la montaña del mismo nombre, bajar  hasta el caserío de Las Lagunetas, llegar al Monte del Agua y regresar por una pista, de nuevo al Palmar, pero...
"el tiempo" nos dejó llegar sólo hasta la cima de la montaña.
En el fondo sabíamos que iba a llover y más temprano que tarde, pues unos nubarrones negros acechaban sobre el mar. Poco a poco movidos por el viento, se adentraron en el valle hasta cubrirlo todo dejando a su paso abundante lluvia y a nosotros empapados.

Como se ve en la imagen inferior, sacada en la calle de Los Llanitos, desde donde empezamos a andar, había  todavía sol.
En el pueblo hay bastantes casas de arquitectura tradicional, que a mí me encantan. Muchas de ellas han sido restauradas, aunque unas con más acierto que otras.



Esta enorme bignonia anaranjada, en plena floración, cubre los muros de un jardín, detrás las montañas del macizo de Teno.

Un poco más arriba, unas señales nos indican el camino a seguir. Todavía hay alguna que otra casa dispersa.

Ahora sí, las casas van quedando atrás para dar paso a un paisaje eminentemente rural. Estamos en la misma base de la Montaña del Palmar que por este lado está totalmente abancalada. Antes de empezar a subirla  nos alejamos un poquito del camino para visitar una era.

Este es el caminito que nos conduce hasta ella.

Y esta es la era que apenas se distingue. Está llena de maleza por la falta de uso. Aunque el borde de la misma coincide con la hierba más alta y seca. Un cartel nos dice: Los vecinos con propiedades en la montaña trillaban en esta era de propiedad comunal. Los cereales fueron uno de los productos más importantes en el valle. No en vano, son el ingrediente esencial del alimento básico canario: el gofio. El duro trabajo que requería este cultivo hacía que se reunieran familiares y vecinos y se ayudaran mutuamente para plantar, segar y trillar. Estas faenas agrícolas se acompañaban de versos y cantares improvisados que hacían el trabajo más ameno. En el barrio de El Palmar hubo cuatro molinos de gofio, de los que sólo queda uno en funcionamiento.

Comenzamos el ascenso...

El pueblo va quedando atrás y las nubes siguen su avance valle arriba.

A nuestra izquierda unas fincas de parras en espaldera, nos muestran sus hojas doradas, En los bordes de algunos de los bancales hay plantados pencones (opuntia maxima) y piteras (agave americana), seguramente las han plantado para sostener la tierra aunque estas plantas también tienen otros usos.

El cielo ya está totalmente gris y empiezan a caer las primeras gotas.

Uyuyuy... que nos mojamos...

A los bordes del camino también se plantarom muchas piteras, con la misma función que en los bancales, aguantar la tierra.

Para evitar la pendiente,  el camino va rodeando la montaña, lo que hace que  vayamos viendo el paisaje de los alrededores.

Nos encontramos con este curioso pino que ha crecido totalmente inclinado en la falda de la montaña.

Esta imagen es de cara ya al caserío de Las Lagunetas aunque la bruma no deja verlo.

En fin, un pateo pasado por agua, pero con mucho encanto.