Hace apenas un mes nos dimos un saltito a La Península. Teníamos
ganas de poner de nuevo los pies en El Camino aunque fuera sólo por unos
días.
Decidimos empezar en Lugo ya que fue en esta ciudad donde
finalizamos El Camino Primitivo, en el 2011. Y a partir de ahí, recorrer
las dos etapas que hay hasta Melide, donde se une con el Camino Francés
y desde allí hasta Santiago. En total cinco días.
También
queríamos caminar en otoño, aunque en esta estación hay que contar que
el tiempo no siempre acompaña. Tuvimos suerte, pareciera que el tiempo
se aliara con nosotros y sólo nos llovió un día mientras caminábamos,
pero como íbamos preparados por si acaso... sacamos los paraguas y
seguimos adelante, ahora con el aliciente de hacerlo bajo la lluvia.
Cuando
llueve en Tenerife y es un agua sin viento, ni truenos, ni nada por el
estilo solemos ir a caminar a la montaña de Güímar, es estupendo.
Volviendo
al Camino, no cabe duda que caminar en esta época es mucho más
relajado, no hay aglomeraciones de gente, puedes disfrutar más del
silencio y extasiarte en lo bonito que está todo vestido de otoño. Pasar
bajo las corredoiras como dicen los gallegos, es todo un lujo. Los
colores dorados, nuestros pasos sobre la mullida alfombra de hojas
secas.... hacen que el cuerpo y la mente entren en conexión directa con
la naturaleza.