Este nuevo año, que acaba de empezar lo recibimos en un sitio muy especial, El Teide. Unos amigos y nosotros quisimos romper con las clásicas fiestas y la verdad es que fue todo un éxito: cero grados de temperatura, un silencio sobrecogedor y un cielo estrellado impresionante, fueron nuestro escenario para dar la bienvenida al 2011.
El día de año nuevo habíamos quedado con nuestros amigos, Eduardo y Marta para hacer un sendero, pero, eso sí, un senderito corto para no tener que madrugar mucho. Así es que a las once salimos de Arafo por la TF-523, que sube hasta la cumbre. El día amaneció nublado y no sabíamos como ibamos a encontrar el tiempo arriba. A medida que subíamos, más o menos a la altura de la Montaña Colorada, empezamos a ver una cierta claridad detrás de las nubes, era un buen augurio, seguramente íbamos a tener un buen día. Así fue, en el cruce con la carretera TF-24 (La Laguna- El Portillo) había ya un bonito cielo azul y un sol radiante.
Seguimos por la TF-24 y a la altura de Ayosa dejamos el coche, para iniciar nuestra caminata.
El camino transcurre todo entre pinares, como no está muy transitado vamos con cuidado, pues el suelo del sendero está totalmente cubierto de pinocho (pinocha)que nos puede hacer resbalar. A nuestro paso donde la tierra tiene más humedad, hay cristalitos de hielo, que se han formado la fría noche anterior.
Llegados a un punto el sendero se bifurca, tenemos la opción de ir en dirección norte o sur. Cogemos la primera pues queremos ir al Roque de Ayesa, que está muy cerca y desde allí hay una vista impresionante.
El Roque de Ayesa está formado por grandes bloques de un picón rojizo, que le dan un aspecto muy peculiar al lugar.
Desde allí vemos el mar de nubes que cubre todo el valle de Guímar y que antes lo habíamos visto desde abajo. La nubes están muy compactas e incluso observamos como tienen dos alturas, al final, allá sobre el horizonte, las cumbres de la vecina isla de Gran Canaria.
Si miramos hacia el norte vemos toda la cordillera dorsal hasta el mismo faro de Punta Hidalgo. Aunque las nubes, quitan algo de visibilidad, ya que están entrando hacia este lado por las partes más bajas.
Si seguimos mirando a nuestro alrededor vemos grandes extensiones de pinares y el Teide con un poco de nieve en la parte más alta.
Después de mirar detenidamente esta maravilla de paisaje nos sentamos un buen rato, para escuchar el silencio unas veces y otras una amena conversación.
Nos entretenemos en mirar a un cérnicalo que muy cerca de nosotros se detiene en el aire sin agitar sus alas, observando a su presa, para de repente en picado caer sobre ella.
Al rato seguimos nuestro camino, ahora en dirección sur.
Siempre entre pinos llegamos a la montaña de Ayosa (2077 metros). Aquí nos encontramos un paisaje espectacular, a pesar de las antenas que hay en la misma.
El terreno está formado por grandes piedras redondeadas formando un conjunto muy curioso.
Desde esta panorámica vemos La Caldera de Pedro Gil a nuestros pies.
Su extenso pinar.
El cono de la montaña de las Arenas cubierto en parte por las nubes que tímidamente quieren abrirse paso al interior de la misma, hacen de este paisaje algo único.
Después de haber hecho otra larga parada, retomamos el mismo sendero para regresar al lugar de partida.